miércoles, 22 de julio de 2015

Hoy puede ser un gran día




Hoy puede ser un gran día



Hoy consumí el café amargo de la desesperanza,
cargadito de la sal del dolor a modo de dulce azúcar.
Hoy levante a sabiendas de no ser nadie.
A sabiendas de ser capaz de nada.
En los sobrecitos de fracaso del cada día,
yo hoy tomé doble ración.
En la desidia,
en la pena y,
 en el desgaste encontré los mejores ropajes.
Me desperté con el claro pensamiento de que el mundo,
puede devorarme,
de que soy una hormiga bajo una gigantesca suela,
de ser miga de pan de camino perdido.
Y en acordes de músicas ajenas,
en palabras de poetas lejanos,
en soledades de café sin motivo,
yo,
solitario soñador,
encuentro deseos de no ser.
Pues sin ser no fallo,
y al ser fracaso.
Pues cuando no soy no pierdo,
y a querer ser yo, ganar es imposible.
En los sobrecitos de fracaso del cada día,
en mi dosis del día,
en mi parte,
yo hoy me llevé doble ración.
En mi menú de derrotado,
en mi almuerzo de derrota,
yo,
encuentro sueños de ganador,
de tratar de ser mejor,
sin ser consciente de que,
en esa carrera solo corro siendo el peor.
Así pues,
con el desayuno de los perdedores,
ataviado con mi pijama de inútil,
y,
con mi doble razón de pesimismo en el café,
despierto días como hoy.
Y,
en los sobrecitos de fracaso del cada día,
yo leo sin letras:
"Hoy puede ser un gran día".